¡La violencia contra las mujeres no siempre se ve, pero se siente cada día!

Estos textos que comparto casi siempre nacen después de una clase de actualización. Esta vez el
tema fue violencia de género. Una clase movilizadora que me hizo pasar por el enojo, la reflexión y, finalmente, una especie de reconciliación.

De ahí me llevó muchas preguntas, pero también una idea que me conmovió profundamente: “Cuando una mujer busca ayuda psicológica, lo hace movida por su tendencia actualizante, pues al acudir a un servicio terapéutico reconoce que existe la posibilidad de transformar su situación y crecer como persona” (Hernández, Castro y Martínez, 2018).

Me impactó la sensibilidad de los participantes, su disposición para sentir y compartir vulnerabilidad. En ese gesto resonó en mí la tendencia actualizante de Carl Rogers: ese impulso innato que todos tenemos para desplegar nuestras potencialidades, crecer y acercarnos al bienestar. Me emociona pensar en esa fuerza vital que a veces parece una pequeña llama debilitada, pero que, con las condiciones adecuadas, puede volver a encenderse con intensidad.

Trabajo principalmente con mujeres que llegan cansadas de sostener demasiados roles,
exigidas por sí mismas y por una sociedad que no deja de elevar el listón. Yo también me reconozco en ellas: mujeres cuya autoestima ha sido golpeada una y otra vez por expectativas inalcanzables.

Prender el televisor o abrir una red social es suficiente para encontrarnos con un sinfín de mensajes que dictan cómo deberíamos vernos y vivir: sin arrugas, sin canas, más delgadas, siempre serenas, perfectamente alineadas con un estilo de vida idealizado. Incluso el autocuidado parece haberse transformado en otra obligación más. Como si nos pidieran encarnar una versión femenina de Indiana Jones, impecables, sin una gota de sudor. Pero la gota real, la que cae en
nuestro día a día, es la del cansancio acumulado. Y ahí se esconde, silenciosa, otra forma de violencia: la presión constante de tener que ser superheroínas.

En consulta,muchas mujeres expresan que “algo no encaja”, como si dentro de ellas existiera una balanza permanentemente inclinada. Su voz interna sigue allí, pero han aprendido a desconfiar de ella. Y con esa desconfianza, su autoestima se resquebraja.

Se nos dice que debemos empoderarnos, conquistar espacios en un mundo de hombres, como si
alguna vez hubiéramos renunciado a nuestro poder. No fue una renuncia, fue una relegación. Y esa herida nos deja un enojo latente que, al no poder expresarlo, muchas veces terminamos dirigiéndolo hacia nosotras mismas.

Esta reflexión me lleva a preguntarme: ¿cómo quiero habitar el mundo y vincularme con los demás? En psicoterapia esto significa presentarme primero como ser humano, antes que como “la profesional que sabe”. No estoy para decir cómo se debe vivir, sino para acompañar a cada mujer a descubrir sus propias respuestas, confiar en sus reflexiones y recuperar su espacio personal. Veo en ellas una lucha constante contra los mandatos sociales y admiro profundamente ese esfuerzo por confiar otra vez en sí mismas.

Me reconozco en ellas, porque yo también transito ese mismo camino: el de encontrar mi libertad
personal. En ese andar, una frase me sostiene y me recuerda hacia dónde quiero dirigirme: “No permitas que nadie te robe tu autoridad interna”. Ese pensamiento me conecta con una convicción clara: no se trata de arrebatar poder, sino de confiar en la capacidad de crecimiento que habita en cada persona

Y creo que ya es tiempo de que las mujeres hablemos no solo de autoestima, sino también de finanzas, de proyectos personales, de comunidades, espacios políticos. Pero, con la misma
fuerza, de nuestro derecho al juego, al disfrute y al descanso. Porque solo así podremos imaginar y construir nuevas formas de estar en el mundo.

Si estas palabras resonaron contigo, te invito a reflexionar: qué parte de tu “autoridad interna”
¿Quieres recuperar hoy? Ese puede ser tu primer paso hacia una vida más libre y tuya.

Ref:Hernandez, C.,Castro, L., Martinez, A., (2018) La perspectiva de género correlacionada
con el enfoquecentrado en la persona, una propuesta para eliminar la violencia hacia las
mujeres.

Ilustración: Rosario Gallego, Esta historia la cuentas tú.