Amabilidad Corporal

El Camino de Regreso a Casa

Cuidar y amar nuestro cuerpo es uno de los actos más transformadores que
podemos hacer por nosotras mismas. Sin embargo, en un mundo saturado de ideales
de belleza inalcanzables y juicios externos, construir una relación positiva
con nuestro cuerpo puede sentirse como una batalla cuesta arriba. ¿Por qué es
importante? Porque cuando somos amables con nuestro cuerpo, sembramos las
semillas para una vida más plena, feliz y conectada con nosotras mismas.

Durante muchos años, viví con una relación compleja con mi cuerpo. Crecí en un
entorno donde los comentarios sobre la apariencia eran habituales y los
estándares de belleza parecían diseñados para alejarnos de nuestra identidad
real. Esa narrativa, profundamente arraigada, influyó en cómo me trataba a mí
misma. Pero todo cambió cuando decidí enfrentarme a esa voz crítica desde un
lugar de compasión y creatividad.

Fue a través de la Terapia Centrada en la Compasión y el poder transformador de
las Artes Expresivas y la danzaterapia, que comencé a ver mi cuerpo de otra
manera. Empecé a tratarlo como un aliado, no como un enemigo. Aprendí que ser
amable conmigo misma implica un cuidado integral: mente, cuerpo y alma.
¿Quieres saber cómo comencé este viaje? Aquí te comparto algunos pasos
esenciales:

1. El Ejercicio como un regalo, no como un castigo
El movimiento no debe ser un castigo, sino una celebración de lo que tu cuerpo
puede hacer. Encuentra actividades que te hagan sentir bien, física y
emocionalmente. Para mí, nadar, practicar yoga y caminar por la naturaleza son
rituales que nutren mi bienestar. Al moverte con intención, transformas el
ejercicio en un acto autocuidado y amor.

2. Cuida tu templo sagrado
Tu cuerpo es el hogar donde vives. Dale descanso, hidrátalo, y ofrécele
momentos de cuidado. Una siesta, un baño caliente, o una rutina de meditación
pueden recargar no solo tu cuerpo, sino también tu mente. Tratarte con ternura
crea un espacio donde la gratitud hacia ti misma florece.

3. Regálate una sonrisa
La sonrisa es el reflejo de tu conexión interna contigo misma. Incluso en los
días más grises, busca actividades que te llenen de alegría: estar con personas
que amas, practicar un hobby que te entusiasme, o simplemente disfrutar un
momento de tranquilidad. Cada sonrisa que te regalas es un recordatorio de que
mereces sentirte bien.

Acá te comparto un Ejercicio: Reconociendo la belleza de tu cuerpo
Para empezar a reconstruir tu relación con tu cuerpo, te invito a realizar este
ejercicio:

1. Toma un bolígrafo y papel.
2. Escribe los números del 1 al 10 en una hoja.
3. Completa esta frase diez veces: “Una cosa que amo de mi cuerpo es…

Puede ser un ejercicio desafiante al principio, pero dale espacio a tu corazón
para hablar. Aquí es donde comienzas a reescribir tu historia, desde el juicio
hacia la gratitud.

Recuerda que tu cuerpo ha estado contigo desde el primer día y será tu
compañero hasta el último. Dale las gracias por todo lo que hace por ti,
incluso en los momentos en que sientes que no está perfecto. La amabilidad
corporal no es un destino, sino un viaje que hacemos día a día, con amor, autoconocimiento
y compasión.

Hoy, regálate el poder de amar tu cuerpo como el templo sagrado que es. Porque
al final, cuando te cuidas y te aceptas, te das permiso para florecer.

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